sábado, 15 de noviembre de 2008

¿Trauma?

No exagero al recordar a una compañera de trabajo y decir que aquella tía perdió un poco los papeles conmigo: andaba siempre espiándome, siguiéndome, pregutando por mí los días que libraba...
Una tarde, aprovechando que le pedí que me acercara en su coche a un sitio, la tipa se desvió hacia un descampao y se me sacó las tetas y me dijo que si se lo iba a tener que contar a su novio. Le respondí que no, que no se preocupara, que me bajaba allí mismo.
La gente del trabajo siempre me decía que cuidao, que yo le había entrao por el ojo a aquella tía.
-¿Y por qué tiene que ser que lleve cuidao?
-Porque tiene novio.
Una lógica aplastante, desde luego.
Y más si tenemos en cuenta que la tipa se echó patrás en cuanto tenté en serio, a ver si a base de follármela me dejaba respirar.

Bueno, pues yo no sé si eso me ha marcado subconscientemente o qué, pero el caso es que esta noche he soñado que me metían a la cárcel por algo, pero tenía la "suerte" de que me mandaban a una cárcel mixta, donde hombres y mujeres se mezclaban dentro de las celdas.
A los dos meses de estar en el talego, una de las presas me decía que me pasara por tal módulo y tal celda, que había allí una mujer que me conocía. Y cuál no era mi sorpresa al ver que se trataba de mi antigua compañera de trabajo.
-Ya ves -me decía-. No te dejo ni a sol ni a sombra.
Y entonces ella me bajaba el mono hasta los tobillos y se ponía a mamármela a dentellazo limpio, como si me estuviese castigando.

2 comentarios:

  1. Yo no suelo salir a bares -no suelo salir a muchas zonas con exceso de gente, la verdad-, pero hará unos dos meses que entre el aburrimiento y mujeres se me convenció para ir a uno la mar de moderno.

    "Me mola el peinado de aquella", le dije a cualquiera que bailaba conmigo. "Espera que voy al servicio y te la presento ahora", me respondió, pero no le dio tiempo; en cuanto me quedé solo se me acercó ella como adivinándome el pensamiento.

    Fue el comienzo de la debacle: nos despedimos al medio día siguiente con un beso y un "me gustas mucho, quiero que vengas a verme esta noche".

    Su lengua me convenció.

    Total: cómo no, esa noche allí estaba yo como un clavo. Literalmente. Nada más entrar me saluda un desconocido: "ey, ¿buscas a...?", "sí, ¿la conoces?", "sí, precisamente viene conmigo; es mi novia".

    Y bueno, no me dio tiempo a prepararme para el puñetazo cuando ella ya se me había acercado invitándome a una copa.

    "No pasa nada", me dijo él; "qué guapo vienes hoy", me dijo ella.

    Ahora, en fin, recibo mails amenazantes de él mientras que ella me regala tampones y me araña los brazos y la espalda.

    Y ninguno de los dos se la folla.

    Sinceramente, hay cosas que no comprendo.

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  2. Pues sí, hay cosas que no se comprenden...

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